" Contigo aprendí a mirar a mí alrededor, caminando trenzados de la mano o tendidos en la arena de ese mar imaginario, mientras me mostrabas un cielo infinitamente poblado de estrellas y una luna a punto de reventar cada noche sin importar sus ciclos lunares.
Descubrí que mis ojos hasta entonces veían solo oscuridad y que me había perdido de las diferentes maneras que tiene el sol de aparecer en el horizonte, conocí el poder que tenían mis dedos para moverse sobre lo alto derramando cascadas de lluvia de estrellas fugaces a su paso.
Empecé a querer saber mas de tus creencias, tus costumbres y tus mitos, a buscar y conocer que el hombre mexicano tiene sus raíces enclavadas en la Luna y fue en una de esas noches de luna que surgieron un día nuestras Divagaciones Nocturnas o “La Diva” como la llamamos por ser la mayor de nuestras hijas.
De tanto mirar el cielo, yo también me encontré de frente con Tochtli una de esas noches de luna llena y me platicó claramente, igual de clara que la intensidad de su luz, que era amigo de quienes se amaban a la distancia porque él sabía cómo transmitir los mensajes, me contó de su triste destino de haber sido arrojado a la cara de la luna por la envidia de los dioses, para opacar un poco su brillo, y me dijo también que todo el amor vendría cuando fuera capaz de amar sin condición con el deseo tan solo del de amar, sin esperar.
Todo resultó mucho mas sencillo cuando supe que a pesar de la distancia podría buscarte en la sonrisa del conejo, en el espejo de la luna podíamos reflejarnos y vernos cada noche sin necesidad de que estuviéramos físicamente cerca ...esperame esta noche.."
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