
Siempre dije mañana es mañana
y me perdía entre el café y tu mirada
o en algún verso escondido
calentando los pies bajo la mesa
descalzos como nos gustaba,
y tu contabas mis pecas
y yo contaba tus canas…
pero si llegó un mañana.
Ahora me encuentro sentada
dando vueltas este adiós en mi cabeza
y hoy el café me sabe a salmuera
que arruga mi garganta a su paso,
o serán las lagrimas derramadas?
¿Cuánto llevo aquí callada?
¿Cómo sobrevivir a este silencio
después de tanto manantial de fuego,
intentando no morir pero si muero?
¿Cuándo anocheció en nuestras vidas
que el sol perdió el camino a nuestra casa?
Mi reloj marcó la hora de la espera
y me quedé derramada en tus labios
en ese adiós que soltabas sin esfuerzo
dejándome tras tus pasos,
como un maniquí sin vida
con el alma quebrada en mil pedazos.
Los fragmentos aún se encuentran tirados
y son mil espejos en donde me pierdo
en cada trozo que es parte del ayer,
ese que viví contigo y ahora me corta
no solo el aliento sino mis ojos
cuando me acerco y trato de ver en ellos
el amargo reflejo de tu recuerdo
y son lágrimas de sangre las que lloro.
Se fue tu aliento de brisa fresca
y se quedaron solo tus huecas palabras
llenas de nada, vacías hasta de frío
y yo me llene de silencio,
con un amor que nunca mas llega
porque ya no me recuerdas
y yo me muero y tu ya has muerto.
y me perdía entre el café y tu mirada
o en algún verso escondido
calentando los pies bajo la mesa
descalzos como nos gustaba,
y tu contabas mis pecas
y yo contaba tus canas…
pero si llegó un mañana.
Ahora me encuentro sentada
dando vueltas este adiós en mi cabeza
y hoy el café me sabe a salmuera
que arruga mi garganta a su paso,
o serán las lagrimas derramadas?
¿Cuánto llevo aquí callada?
¿Cómo sobrevivir a este silencio
después de tanto manantial de fuego,
intentando no morir pero si muero?
¿Cuándo anocheció en nuestras vidas
que el sol perdió el camino a nuestra casa?
Mi reloj marcó la hora de la espera
y me quedé derramada en tus labios
en ese adiós que soltabas sin esfuerzo
dejándome tras tus pasos,
como un maniquí sin vida
con el alma quebrada en mil pedazos.
Los fragmentos aún se encuentran tirados
y son mil espejos en donde me pierdo
en cada trozo que es parte del ayer,
ese que viví contigo y ahora me corta
no solo el aliento sino mis ojos
cuando me acerco y trato de ver en ellos
el amargo reflejo de tu recuerdo
y son lágrimas de sangre las que lloro.
Se fue tu aliento de brisa fresca
y se quedaron solo tus huecas palabras
llenas de nada, vacías hasta de frío
y yo me llene de silencio,
con un amor que nunca mas llega
porque ya no me recuerdas
y yo me muero y tu ya has muerto.
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