Una noche de septiembre, una mariposa volaba alrededor de varios faroles y observaba como las otras mariposas revoloteaban en torno a las bombillas queriendo tocar su luz. Algunas sentían placer al rozar sus alas contra el calor que emanaban pero ella no se sentía atraída por nada de lo que ahí hacían. Disimulaba para aparentar sentirse igual que el resto de sus compañeras pero siempre mirando en busca de algo mas.
De repente se dio media vuelta y miró al cielo para preguntar el porque no era igual al resto y fue ahí donde sus ojos encontraron la respuesta…una estrella brillaba a lo lejos con una luz muy brillante y desde que la mariposa la vio se enamoró. Su corazón le decía que ella no había nacido para una estrella y que jamás podría volar tan alto pero se alegró de saber que dentro de ella aún existían los sueños.
La noche siguiente la estrella continuaba en el mismo lugar, y ella decidió que subiría hasta el cielo y volaría en torno de aquella luz radiante para demostrarle su amor. Subió apenas unos metros pero siguió intentándolo día tras día, armada de paciencia y decidida a vencer la distancia que la separaba de su amor.
Cada día esperaba ansiosa la llegada de la noche…algunos días el cielo estaba nublado y ella no podía ver a su estrella pero aunque su corazón se encogía ella seguía viniendo día tras día hasta lograr ver de nuevo los rayos de su querida estrella con lo cual agitaba sus alas y se dirigía al cielo.
Las mariposas celosas por el empeño de la enamorada trataron de alejarla de su estrella con comentarios. Le hicieron entender que jamás podría tener una estrella así y entonces la mariposa vencida dejó caer sus alas y regresó a su lugar.
Durante un tiempo trato de cegarse girando alrededor de luces de pantallas importantes pero su corazón no conseguía olvidar a su amor y al darse cuenta que su vida se perdía sin sentido emprendió de nuevo el recorrido hacia el cielo...noche tras noche, aunque hiciera frío o cayera un aguacero.
Sus demás compañeras no dejaron de girar en el mismo lugar…algunas se quemaron y cayeron…otras aún seguían igual como autómatas…pero ella, aunque no conseguía llegar hasta su estrella descubrió un mundo diferente. Pudo observar diferentes amaneceres, ver la luna recorrer el cielo, las nubes cambiar de formas y sobre todo amar los sonidos e imágenes de la naturaleza en la noche cuando todo el mundo duerme, y la mariposa cada día que pasaba se enamoraba mas de su estrella porque ella le había enseñado un mundo diferente y cada día le regalaba un nuevo y hermoso amanecer.
La mariposa sabía que ya no era joven y que nunca podría llegar hasta su estrella pero también sabía que valía la pena vivir este amor imposible que le daba mas alegrías que aquel que tenía en sus manos.
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