Que traicioneros son los sueños con su totalitaria autonomía de podernos llevar hasta esos recónditos callejones oscuros de nuestro pensamiento sin derecho a decir..”No,..no quiero este sueño”. Y es que en el medio del laberinto de imágenes indescifrables que no pude recordar al despertar, pero que giraban en mi mente, solo podía sentir esa triste sensación que agitaba mi ser desde lo mas profundo y que era un adelanto de lo que sería mi futuro mas cercano.
Me ví en esa ciudad extraña y que solo yo se su nombre, me vi entre sus calles recorriendo sus avenidas y me encontré de pronto tratando de recordar un número telefónico al cual quería llamar sin poder recordar cual era.
Y lloré...dentro de mi sueño lloré al darme cuenta que la memoria quería empezar a desvanecer lo que yo me resigno a olvidar, lloré porque me di cuenta que el tiempo poco a poco lograría que todo lo vivido fuera solo un lejano sueño del cual nadie se quisiera acordar.
Y empecé a aceptar esta sensación de tristeza de fondo por haber perdido lo que creía que tenia. En estas semanas después de lo sucedido he aprendido tras reflexionar en ello que la vida y la realidad no es como habíamos creído que seria, echo la vista atrás y la ilusión por lo que pudo ser ya quedó lejos y solo queda un camino empedrado de sueños rotos…rotos por mi.
Perderte me llevo a entender que no siempre tomamos el mejor camino, que no siempre hacemos lo correcto, que no siempre podemos ser buenos. Pero hay otros caminos, porque todo pasa y seguimos caminando y buscando otros sueños. Somos lo que hemos elegido ser, somos lo que estamos haciendo ahora, no hay mayor pecado que desperdiciar la vida tratando de encontrar esa felicidad sin saber siquiera lo que estamos buscando, tal vez el rumbo de la felicidad esta en el interior de nosotros, y el empeño de buscar fuera, nos aleja de nosotros mismos, tal vez la esencia de la felicidad existe plenamente cuando es compartida con otra persona…tal vez la felicidad no estaba en donde yo creí…
Me ví en esa ciudad extraña y que solo yo se su nombre, me vi entre sus calles recorriendo sus avenidas y me encontré de pronto tratando de recordar un número telefónico al cual quería llamar sin poder recordar cual era.
Y lloré...dentro de mi sueño lloré al darme cuenta que la memoria quería empezar a desvanecer lo que yo me resigno a olvidar, lloré porque me di cuenta que el tiempo poco a poco lograría que todo lo vivido fuera solo un lejano sueño del cual nadie se quisiera acordar.
Y empecé a aceptar esta sensación de tristeza de fondo por haber perdido lo que creía que tenia. En estas semanas después de lo sucedido he aprendido tras reflexionar en ello que la vida y la realidad no es como habíamos creído que seria, echo la vista atrás y la ilusión por lo que pudo ser ya quedó lejos y solo queda un camino empedrado de sueños rotos…rotos por mi.
Perderte me llevo a entender que no siempre tomamos el mejor camino, que no siempre hacemos lo correcto, que no siempre podemos ser buenos. Pero hay otros caminos, porque todo pasa y seguimos caminando y buscando otros sueños. Somos lo que hemos elegido ser, somos lo que estamos haciendo ahora, no hay mayor pecado que desperdiciar la vida tratando de encontrar esa felicidad sin saber siquiera lo que estamos buscando, tal vez el rumbo de la felicidad esta en el interior de nosotros, y el empeño de buscar fuera, nos aleja de nosotros mismos, tal vez la esencia de la felicidad existe plenamente cuando es compartida con otra persona…tal vez la felicidad no estaba en donde yo creí…
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