Un Amor Gitano

Las cosas cambiaron de rumbo tan solo con una pequeña frase dicha un día cualquiera, de esas mañanas cualquiera, en la que solemos encontrarnos para evadir el ruido de pies deambulantes por la casa, de los metálicos objetos que se colocan en la estufa cada mañana para colocar el desayuno y de las miradas indiscretas que me observan cada vez que estoy sentada frente al computador.

- He contactado con alguien que posiblemente haga que pierda el miedo a subirme a un avión y pueda ir a conocerte.

Tan solo esa frase había comenzado una cadena de sucesos que irremediablemente cambiarían mi vida de una manera positiva. Es que todo había empezado como una relación cuadrada limitada por el tamaño en pulgadas del monitor y después de haber meditado sobre el significado de sus palabras me encontré planteándome varias cosas.

Sería posible que después de conocerlo pudiera yo volver a ser la misma? Sé que el me gusta y sé que le gusto, pero hasta donde puedo ser capaz de llegar? Y decidí que mejor sería no preocuparme de las consecuencias

El siempre había sido franco conmigo y yo sabía que el tenía una relación de muchos años y yo también estaba consciente de que yo tenía un compromiso bien cimentado en la unión con otra personas, pero en estos momentos él era mi aliciente y yo era para él un respiro de su agitada vida...Cuantas veces me vendieron el oro y el moro y yo escéptica a todo dudaba de sentirme así, pero cuando el me confesaba que estaba dispuesto a todo por mi, yo quería saber que sucedería con este hombre que lograba quitarme el sueño

Este gitano de cabellos rizados y ojos profundos como el mar me tambaleaba el piso cada vez que se ponía frente a mi computador y aquí me encontraba esta mañana de lunes esperando a las 5 de la mañana que apareciera su saludo habitual de besos con muchas u y a.

- El: Muuuuuuuuuuuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
- El: Hola, has dormido bien?
- Yo: Si, recién despierto. Me hace feliz que seas lo primero que veo al despertar.
- El: Estas bien despierta?
- Yo: Casi, aún no tomo café pero creo que ya abrí bien los ojos
- El: Bien, entonces ábrelos mas para ver lo que te diré
- Yo: Me asustas..que tratas de decirme?
- El: Salgo el jueves con destino a Caracas y llegó a tu ciudad el viernes a las 10 am
- Yo: (Silencio)
- El: …estás ahí?

Su avión llegaría en minutos procedente de Caracas sobre las 10 de la mañana y yo lo recogería. No podía esconder el estado nerviosismo en que me encontraba y miraba el reloj a cada instante. Sin querer y como para matar el tiempo de espera recordaba algunas escenas vividas en los días en que nos encontrábamos charlando en la red, los cotilleos de las mujeres sobre él y las continuas visitas de sus amigas anteriores recordando las anécdotas a su lado…de pronto me sentía disgustada por pensar que era una tonta por ir detrás de un hombre asi que no me aportaría nada bueno y con todo esto lo que conseguía era angustiar mas mi estado.

El gitano llega y nos saludamos fríamente con un beso en los labios producto del nerviosismo de conocernos por primera vez y aunque por fuera las personas hubieran pensado que era un beso acostumbrado entre dos personas que se conocían hace mucho tiempo, por dentro mi cuerpo se desplomaba al piso de la emoción de poder respirar su aroma. Le digo de ir a tomar algo, cerveza, a un lugar, yo estaba tan alterada que necesitaba hacerlo, sobre todo para conseguir retomar contacto con él de modo natural. Yo no paraba de hablar, hablar y hablar, como siempre que estaba a su lado, no sé como no hacia oídos sordos y se mantenía con la mirada fija en lo que decía que a veces creía que de pronto saltaría sobre mi boca con tal de hacerme callar

Nos tomamos esa bendita cerveza, que me sentó de vicio y nuestras miradas comenzaron a encontrarse en lánguidos segundos que anticipaban y delataban nuestros deseos reprimidos por los nervios y el impacto de conocernos y sentirnos piel a piel. No tardamos en pagar la cuenta y recorrer la distancia que separaba la barra del bar de la habitación. Mis nervios estaban en el máximo desorden, por fin el conocería mi intimidad y todo eso le iba a mostrar a un desconocido porque esa era la realidad a pesar de todo.

El noto el estado en que me encontraba y me dijo despacio al oído:

- Hasta que no dejes de temblar no te tocaré, por ahora solo deseo compartir contigo de las cosas que te gustan, que me cuentes lo que haces, que me enseñes todo de ti

.La habitación del motel era como un pequeño departamento con todas las comodidades y durante tres días decidimos no salir. El primer día pedimos pizza y una botella de lambrusco que bebimos mientras escuchamos un cd de su cantante favorito que me trajo de regalo, fue una sencilla velada exquisita, por primera vez, me sentí tranquila, aunque cierto es que esa tranquilidad aumentaba al ritmo que aumentaban los sorbos de lambrusco, y él colaboraba a ello, tan natural, tan paciente, tan tranquilo, tan atento…incluso comencé a sentirme más atractiva.

Fue un fin de semana alejada de mi rutinaria vida, rodeada de complementos que hicieron que los acontecimientos surgieran por si mismos. Por primera vez en mucho tiempo pude comer escuchando música y charlar sin tener que escuchar la televisión. No se como pudimos hablar tanto pero nos sentíamos tan bien que parecía que nos conociéramos de toda la vida. El motel tenía suficientes lugares en donde acomodarnos para ver películas pero preferíamos el incomodo sofá dispuesto en la salita en donde la sensación de estar acompañada era mas notoria.

Y por supuesto, que platónico no fue este encuentro. No faltaron masajes el uno al otro. Masajes con baños de agua recorriendo nuestros cuerpos desnudos, con el cabello largo de los dos mojado acentuando la piel húmeda y nuestra sensualidad. Sexo, su olor, la manera de tocarme, jamás nadie me tocó tan bien como él, el modo de acariciarme, el cuidado exquisito con el que recorrió mi cuerpo como si en cualquier instante pudiese desaparecer al cometer algún error, o la salvaje pasión que surgió cuando la excitación llegaba al punto exacto para dejar desbordar nuestra lujuria y alimentar nuestros sexos. Me aprendí de memoria la forma de su cuerpo, los rizos de su pelo negro, su viril modo de caminar, sus gestos, en fin, él cumplió hasta mis deseos desconocidos.

Ni él quiso separarse de mi ni yo quise que él se separara después de esos tres días pero debíamos seguir cada uno al camino que habíamos trazado mucho antes de conocernos. Sabíamos lo que venía, habíamos empezado una felicidad distinta que estaría impregnada de inseguridad y de dolor, pero siempre mejor al poder recordar que una vez dejamos de ser solo dos personas sentadas al frente de un ordenador soñando amarse y que lograron sentir de verdad

No es la primera vez que quiero a alguien, pero sí que me he enamorado, lo sé porque sufro y disfruto al mismo tiempo, él me hace sentir viva, viva de verdad. Es la primera vez que siento con absoluta certeza que ese alguien está enamorado de mí., la primera vez que tengo el ansia constante de tener a una persona cerca de mí, que rio, me divierto y sobre todo soy yo misma y él lo aprecia y sabe quererme, aunque a veces discutamos y tengamos puntos de vista diferentes. La primera vez que hago planes de futuro aunque se reserven para la imaginación, pero antes no me gustaba ese juego, ahora sí y me lo tomo más en serio. Y esta historia continúa…