
entre el suave manto negro estrellado,
donde el silencio guardaba mi llanto
donde el lamento parecía callado.
La brisa huyo del arrullo de las hojas
y el susurro de un grillo dormitaba,
ni el río se atrevía a emitir su canto
ni la luna por solidaria su brillo reflejaba.
Todo era absoluta paz en la noche,
esa fría noche que de mi te marchabas,
no me culpes por no haber tenido alas
ni ser el ángel que siempre esperabas
No voltees a ver como desangra
este corazón que atravesaste con palabras
una a una clavadas como espinas
y yo lentamente desgarrada agonizaba.
La cuerda tensada se va llevando recuerdos
curiosa mi vida pendiente de un hilo,
en esta soledad voy encontrando calma
y ya no siento rabia ni siento este frío.
Que distante van quedando mis sueños
el último aliento brota sin sentirlo
no se si te llamé antes de partir
o la noche me acuno en un suspiro.
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