
por un amor que no alcanza
estaba el artista sumido
con el vacío en las entrañas
mas su inspiración antes que irse
en el dolor se le agiganta.
Corre ávido hacia el bosque
girando entre árboles y juncos
rogando encontrar alguno
que puedan sus hábiles manos
entallar desde su locura
la amalgama de movimientos
de una endiablada criatura.
..
Pronto un olor conocido
de emociones le hace preso
y puede sentir en el aire
como frugal y nítido destello
el mismo olor a cerezos
que como suaves latigazos
desprende la muy engreída
cuando gira sobre sus pasos
y le roza con sus cabellos.
Dando gracias a Natura
por tan sabia decisión
escoge un buen trozo de madera
para darle preparación.
..
Sus manos sobre su talle
recorren vetas y ranuras
antes que los martillos y cuchillos
con golpes certeros y precisos
vayan penetrando la madera
como un amante perfecto,
y ella, hembra dócil, responde
a los formones que en sus manos
parecen acordes wagnerianos
que las curvas de sus pechos forman
entre suaves nocturnos y madrigales
con la perfecta luz en el entorno
y el brillo del sol en los cristales.
..
Talla y talla todo el día
el artista ve por fin la forma humana,
es obra propia de museo,
acreedora de los mas finos elogios
pero con una apariencia fría
“No es esto lo que quería”
le suplicaba en la ventana
a la luna que lo miraba.
Y la luna con sus destellos
encendió el rojo del cerezo,
pintó rubor en sus mejillas
que de pronto le dieron vida
y ese acabado perfecto.
..
No se volvió a escuchar
como terminó este cuento,
ni si fue feliz o no
la escultura con su arquitecto.
Y es que no existe el amor perfecto
todo es cuestión de suerte
que nos lleva por este mundo
como simples vagabundos
buscando el amor ideal,
sin darnos cuenta que al final
volvemos sin penas ni gloria
como sucedió con el pájaro azul
que prometía la felicidad
…pero esa es otra historia.
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